Frustra sobre manera el saber que existen funcionarios públicos que se burlen de una manera descarada, cínica y sin escrúpulos del derecho fundamental a la educación, es aún más preocupante que ostenten cargos directivos, dónde deben velar y garantizar la inversión y gestionar de manera pertinente, célere y oportuna las contrataciones del personal.
Así las cosas, la responsabilidad a endilgarles es mucho más compleja, porque con sus acciones y omisiones están contribuyendo al menoscabo de la educación, a la falta de una preparación idónea de los estudiantes, al desmejoramiento permanente de la educación.
Adicionalmente al ser cargos de tal importancia, no puede justificarse su imprudente inacción, pues al ser los niños y jóvenes sujetos de especial protección constitucional todos somos los llamados a proteger y garantizar sus derechos, así que la obligatoriedad para estos funcionarios es aún mayor, y observar la precariedad en la que se encuentran varios establecimientos educativos y que no se cuente ni con los mínimos establecidos, es realmente vergonzoso y aberrante, así que lo que está ocurriendo en el municipio de Dosquebradas por parte de la Secretaria de Educación, es solo una muestra que no puede seguirse permitiendo, ni multiplicando, ni perpetrando el abandono de toda una comunidad educativa sea está cuál sea, esto debe dar vergüenza.
A los niños y a los jóvenes que deseen superarse y estudiar debemos cobijarlos y apoyarlos, contribuyendo diariamente a mejorar las condiciones académicas, Las Secretarias de Educación deben entonces tener un control mucho más estricto, se está pidiendo a gritos desde hace mucho tiempo, esto es un llamado a los entes encargados de su vigilancia, ya que son muchas y diversas las problemáticas que se vienen evidenciando, ya no se quieren paños de agua tibia, se necesitan soluciones de fondo y reales, para que este tipo de conductas y comportamientos no vuelvan a presentarse, ni repetirse.
Y si la dificultad es la falta de capacidad, de gestión, de conocimiento o preparación o si los funcionarios no son capaces de realizar un trabajo eficaz, deben entonces dar un paso al costado y las autoridades deben garantizar que en dichos puestos se cuente con personas idóneas y conscientes de la responsabilidad que se tiene, que no estén calentando un escritorio solo por estar y ostentar una dignidad.
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