Rebelión es poco para describir lo que sucede al interior del partido azul, fue evidente que en esta pasada campaña, desconcierto, amargura y desazón reina en los equipos del Partido Conservador en Risaralda, y como el tango siguen cuesta abajo como hace tres años, perdiendo espacios, líderes y credibilidad, la imposición de unos pocos destruyó la unidad de muchos, este partido cada vez se fragmenta más.

Se filtró el chat en donde el concejal Steven Cárdenas no solo confirma su lejanía y rechazo a la casa Merheg desde hace años, sino que vaticina una cruzada sin ellos. Steven no apoyó a Samy, no es de su equipo y ahora con respaldo de dos diputados se aparta del todo de esta casa política después de elecciones. 

El domingo anterior lo vimos, mientras se mataban entre hermanos de ideología, es el momento de que surja un líder joven, que aglutine masas, que tenga credibilidad y ponga orden o este partido en Risaralda va camino a ser historia y desaparecer. Lo vaticiné hace meses, tres aspirantes a la Cámara de Representantes con el cuento del umbral no me sonaba, aunque en realidad no fueron tres aspirantes, fueron dos, porque si Sigifredo Salazar y Juan Carlos Rivera tomaron las banderas de proponer ideas buscando una curul, el papel de César Gómez se ciñó a ser el vocero de un ataque contra los cobros de predial, pero de ideas y propuestas nada (y la ciudadanía lo castigo, no llegó a 2.448 votos) una candidatura que con todo respeto, contribuyó a pasar la espada por el estómago de los tres candidatos (harakiri) al estilo samurai y como resultado, hay tres candidatos quemados y una disminuida votación para contribuir a la elección de Samy Merehg al senado, pero con esa sensación de que Samy cada día está más afuera que dentro de Risaralda, del corazón de los conservadores de este departamento y por lo visto muy alejado del pensamiento, propuestas e ideología de las bases y líderes del partido. 

Las cifras no mienten, en cámara lograron 41.000 votos y Samy en el Senado tan solo 16.000 votos en Risaralda, y como el mal estudiante, perdieron el año y parece que llega el fin de las manos titiriteras que sepultan un partido centenario. 

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